I
Tres gallinas faenadas que resplandecen en la esquina diagonal de Avenida Italia y Comercio, acompañadas de pop desparramado, es lo primero que llama la atención en este paisaje de domingo electoral donde reinan las banderas partidarias. Es un ritual de sacrificio, y una que se levantó temprano para ir a votar, con la cabeza en las elecciones, lo primero que puede asociar es un pedido de triunfo electoral, tal vez una ofrenda al Orixa Xangó, por qué no, al de la justicia. Todo puede ser. Y sin intención de comparar, mientras espero al Interdepartamental en la parada, me viene a la mente el metafísico Mario Olivero Troise que integró la lista 9000 de Ruperto Long, apoyando la candidatura de Larrañaga para las internas, y afirmó que si bien podría con el poder de sus mudras y mantras hacer que mágicamente Larrañaga ganara, no iba a intentarlo porque no quería interferir en la democracia. ¡Bien! Gracias Olivero. Llega un mensaje al teléfono: “Compañero le informo que Chile da ganador al Pepe con un 53%, Argentina con un 51% y la CNN da al Pepe ganador en la primera vuelta”. Me pregunto cuál es el fundamento de esta afirmación, de todos modos, en medio de la ruta interbalnearia no tengo tiempo ni oportunidad de cotejarlo. Pero... suena a estrategia electoral, como las muchas que por diferentes canales de información se han salteado la veda, a través de Facebook o Youtube o la combinación de ambas. Así, circuló un creativo video que parodia a un Hitler como dirigente del partido nacional*, otro en el cual se exhibe a Lacalle en una de sus última entrevistas televisiva con un lapsus lingues diciendo que va a votar al Frente, incluso la campaña por el voto del Sí que era cadena nacional y los canales privados se negaron a pasar a la hora estipulada, también se difundió masiva y continuamente en la Red. O las cadenas a través de sms por el Sí con un poema de Mario Bennedetti, u otro video sobre las Abuelas de Plaza de Mayo**, que afirma que éstas son terroristas y que lucran con el discurso de los desaparecidos y fue recientemente difundido en algunos perfiles de Facebook. En fin, todo aporta.
II
Llego a la Costa de Oro, el día es radiante. En la feria vecinal, lo que era un mensaje de texto, ahora se escucha en un boca a boca, “¿viste que la CNN dio ganador al Pepe en primera vuelta?” Como reguero de pólvora... Ya en el circuito que corresponde se confirma una vez más que el voto electoral es también un buen motivo de reunión para aquellos que vienen a sus pagos a votar. Los viejos compañeros de clase se encuentran en lo que fue su escuela o liceo. ¿Y, votaste? Es la pregunta del millón. Las respuestas son variopintas. Un muchacho que recién llega en la moto, todavía no sabe, dice que entra al cuarto y se decide. Un indeciso de pura cepa. En cuanto al plebiscito para anular la Ley de Caducidad, se escucha el abanico entero: hay quienes el tema los tiene hartos y no quieren saber, ni les interesa; otros jóvenes no sólo se han puesto la camiseta sino que lucen sus pins; una mujer lo enfoca metafísicamente y piensa que “las cosas por algo son” y “por algo se dan como se dan”, que todo tiene su causa y consecuencia, su conclusión es que la justicia de los humanos no existe como tal pero que le va a dar una mano introduciendo su voto rosado. Otra señora que pasa los 70 años comenta que “de ninguna manera” va votar por la anulación ya que eso fue un acuerdo para que hubiera paz. Es una situación tan extraña escuchar el eco de esa comparación entre paz y justicia traspasando la barrera de dos décadas. Se suma un señor que votó verde en el plebiscito anterior y dice que ahora no lo va a volver a intentar, que la ciudadanía ya se decidió. Difícil para capricornio, pienso. Antes de irme, veo cerca de la cuneta de la escuela, una mujer que posa para una foto con la “V” de la Victoria. Le comenta a alguien “convencí a una mujer de 80 años para que votara al Pepe” y “con qué argumentos” le cuestiona su interlocutor: “Simple, le pregunté a partir de cuándo le había rendido más su jubilación”. Convencimiento, intereses, campañas, ilusión, aliento, futuro o descreimiento. Tantas cosas en juego y somos libres de hacer lo que queremos de la boca para fuera y del cuarto secreto para dentro.
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