
“Paren el Mundo que me quiero subir” se llama el taller de ECA (Espacio Curricular Abierto) realizado en un liceo de Montevideo. ¿El Mundo? el mundo está hecho pelota… de retazos (para amenizar la definición). Así lo siente, y va pensando la docente de secundaria cuando regresa de su jornada pedagógica. En el ómnibus, mirando por la ventanilla, va hilando recuerdos y los fotogramas de varios días de clase se suceden en su memoria, intentando encontrar algún elemento en el que pueda dar puntada con hilo.
Fotograma 1: Primer día de clases, momento donde docentes conocen de un pantallazo a su caudaloso grupo, y viceversa, los alumnos se llevan la primera impresión del profe: “Pah, se fumaron un porro antes de ponerle el título a este taller”, dice desenfadado un liceal al fondo y todos se ríen. ¿Qué actitud tomar acá? Se pregunta silenciosamente la docente antes de responder, ¿hacerse la sorda? ¿Darles la lata moralista? Mejor ir por el camino de plantearle preguntas: “¿Chiquilines, sólo consumiendo alguna droga se puede crear? ¿Es el único modo posible de tener imaginación?”, acierta la profesora y se desvía un trecho el objetivo del taller para reflexionar acerca de ese concepto: la creatividad no es fumarse un porro, es imaginar y construir algo –lo que sea- con ello. ¿Cómo es el mundo que soñamos?
Fotograma 2: El taller estaba bastante comenzado, los alumnos ya habían imaginado y dispuesto en papeles recortados qué tres cosas no podrían faltar en el mundo –aquí el teléfono celular estaba a la cabeza del ranking- si se les diera la oportunidad de volverlo a construir y estaban agrupándolas en categorías –del mundo-, cuando entró la muchachita de 14 años que le dijo a la docente: “Lo siento profe que llegué tarde, porque me sentía mal y estaba vomitando en el baño”, a lo que una compañera exclamó: “!Otra más embarazada!”. La profesora antes de contestarle a la muchacha que se sentía mal iba a cuestionarle a la compañera su inoportuna participación, cuando otro joven reforzó: “Están todas premiadas”. “Bueno, vamos a calmarnos un poco”, dijo la profe algo desconcertada, pero la misma compañera increpó: “Se embarazan y después se hacen las vivas, arman bardo y no las podés tocar”. Paren las rotativas. Dejemos los papeles escritos y las categorías del mundo. Reflexionemos sobre el embarazo y la adolescencia ¿es algo deseable el embarazo en la adolescencia? Silencio monosilábico.
Fotograma 3: Una de las alumnas que a entender de la profesora es aplicada, entra al aula unos minutos luego de que sonó el timbre de entrada, se sienta y golpea con bronca el banco. Aquí otro tema en la socialización contemporánea de nuestros adolescentes, interpreta la docente, se comportan igual si están en la cancha, en la plaza, en la playa o en el aula. Entonces le pregunta a su alumna si considera que esa es forma de comportarse en la clase, para sacar a colación algo acerca del comportamiento y los roles sociales. “Esta tendría que estar en la Colonia Berro”, dice inmediatamente un compañero, repitiendo un cliché que una y mil veces habrá oído decir. Empiezan a discutir entre sí, hasta que la profesora dice basta y esta vez es ella la que golpea sus puños en la mesa. La misma estrategia de preguntas retóricas: “¿Qué perseguís con decir eso de la compañera? ¿Querés agredirla? ¿Por qué?”. El silencio cala hondo y la docente propone: “Vamos a escuchar a la compañera para saber qué es lo que le sucede”. Resulta que la madre la va a venir a buscar porque hay dos alumnas del mismo liceo que la están esperando a la hora de la salida con un “fierro”. Y todo porque el otro día en una riña en la plaza, ella acudió a separar. A todo esto, un alumno indignado y lúcido, exclama a la vez que se desahoga: “¡Pero profesora usted de qué mundo me viene a hablar con este taller “Paren el Mundo que me quiero subir” ¿Usted cree que a mí me interesa ´el Mundo´?, mire la violencia que hay acá…”. Es precisamente en ese momento contradictorio, caótico y tal vez desesperado, donde la profesora siente que se manifiesta nítido el retrato de una dificil rutina pedagógica. El mundo de adolescentes liceales de un primer ciclo básico toma su sentido y da su puntada con hilo, pero sobre todo, su puntada.
* Cinthia Soca, publicado en "Bicho Urbano", Brecha, 10 de julio de 2009
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